La novela " El extraño caso del doctor Jekyll y mister Hyde", no necesita aclaraciones, o el Doppelgänger que es el término alemán utilizado para definir el doble fantasmagórico de una persona viva. Etimológicamente significa doble andante o el que camina al lado.Generalmente se utiliza para designar el concepto de nuestro gemelo malvado que, en las mitologías nórdica y germánica, se nos aparecería como augurio de calamidades o para aconsejarnos fatalidades. El doppelgänger -que no arroja sombra ni reflejo en los espejos- evocaría así nuestro reverso tenebroso, conectando de esta forma con un concepto esencial del taoísmo, el yin y el yang , la dualidad existente dentro de cada ser viviente y por reducción, dentro de cada uno de nosotros. Y de la misma forma que el yin no puede existir sin el yang, tampoco nosotros existimos sin esas sombras de nuestros espíritus.
Casi todos tenemos asumido que en nuestro ser hay " varios yos", todo ello dependiendo de los momentos, circustancias, compañias...
Pero adentrandome en este pensamiento me revelo ante la idea de digerir y asumir que un solo ser, cerebro o espíritu pueda manifestarse de diversas maneras o formas y asumirlo tan elegantemente, naturalmente y cotidianamente como nuestra conciencia necesite, me parece un acto de cobardía aceptar el hecho de permitirnos ciertos rasgos y conductas dependiendo de nuestro estado de ánimo sin tan siquiera cuestionarlo.
Intentando darme una explicación racional a esta percepción o tal vez un simple pretexto dominical he encontrado una interpretación personal.
La solución a esta ecuación mental radica que todo es cuestión de quimica.
Se dice que nosotros somos nosotros y nuestras circustancias, pero no todos reaccionamos igual antes las mismas circustancias adversas o favorables.
Nuestra forma de enfretarnos ante los mismos eventos diarios y realidades, de vivirlos o sentirlos depende de como lo interprete nuestro cerebro y las señales que transmita a nuestros sentidos.
Partiendo de aquí nuestros pensamientos y acciones dependerán del estado de nuestra "sesera" que al igual que en " El extraño caso del doctor Jekyll y mister Hyde" todo dependerá de la pocima mágica que ingiramos para alimentar o dañar a nuestros neurotransmisores, dopamina, adrenalina, serotonina y ¡como no! de la testoesterona o los estrógenos.
Aclarada esta cuestión se me plantean otras:
¿Con cual de todos "esos yos" quiero quedarme para ser coherente con mis acciones?
¿Que debo ingerir para alimentarme, para estar propicia para un estado de ánimo y de reacción que me sea favorable?
¿Cafeína, vitamina C, esteroides, PCP, bayas de goji, alcohol , jalea real, alprazolam?.
¿Cuando tome la decisión del alimento bajo que "yo" me encontraré?.
Creo que en estos momentos debo ser Mister Hyde o ha salido a flote mi doppelgänger porque estos raciocinios no son nada razonables. ¿Se marchará con acido acetilsalicilico?
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