Cuando no se tiene nada que perder, no hay nada que temer, pero...
Cuando hemos conseguido algo y hay que seguir tomando decisiones, entonces...
El miedo a lo desconocido; el miedo a la pérdida de un estatus laboral conseguido durando mucho tiempo; el miedo a perder lo poco que se tiene; miedo a perder la comodidad; miedo a perder el poder; miedo al fracaso; miedo al ridículo; miedo a tomar la iniciativa; miedo a no encontrar el camino; miedo a perdernos en él; miedo a no poder volver…
Miedos todos estos que paralizan el proceso, que paralizan el cambio, que nos paralizan como personas y que hace que sigamos haciendo lo mismo, incluso sabiendo que si seguimos haciéndolo tendremos más de lo mismo… la inmovilidad y con ella el fracaso, la no mejora, la extinción de seguir caminando y por lo tanto experimentando lo que a cada cual le apetezca y por consecuencia viviendo.
Sentir miedo es emocionalemente lógico, pero pocas cosas son más excitantes que el experimento de estar convencido de querer hacer algo sintiendo miedo. Incluso puede que el sentimiento de ese temor ayude a ser conscientes de la magnitud del cambio con la consecuencia del mayor esfuerzo por conseguir el éxito.
Sin querer entrar en demagogia...He aquí un claro ejemplo de la valentía : Hacer frente a inimaginables e "insuperables" adversidades con valor, ahinco e incluso sacrificio, pese a que tal vez pueda llegar la "derrota", aunque el simple hecho de intentarlo ya es en sí un triunfo.
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