Ya lo dijo René Descartes en su "Discurso del Método":
"El buen sentido es lo que mejor repartido está entre todo el mundo, pues cada cual piensa que posee tan buena provisión de él, que aun los más descontentadizos respecto a cualquier otra cosa, no suelen apetecer más del que ya tienen. En lo cual no es verosímil que todos se engañen, sino que más bien esto demuestra que la facultad de juzgar y distinguir lo verdadero de lo falso, que es propiamente lo que llamamos buen sentido o razón, es naturalmente igual en todos los hombres; y, por lo tanto, que la diversidad de nuestras opiniones no proviene de que unos sean más razonables que otros, sino tan sólo de que dirigimos nuestros pensamientos por derroteros diferentes y no consideramos las mismas cosas. No basta, en efecto, tener el ingenio bueno; lo principal es aplicarlo bien. Las almas más grandes son capaces de los mayores vicios, como de las mayores virtudes; y los que andan muy despacio pueden llegar mucho más lejos, si van siempre por el camino recto, que los que corren, pero se apartan de él."
Entonces...
Entonces todos percibimos y vemos las mismas cosas, pero no nos fijamos en lo mismo.
Como ocurrió en el ocaso de aquel memorable día, -otro más para la colección-.
Estoy completamente segura que ambos pensamos motivos muy distintos para razonar aquel momento crucial, significativamente crucial de nuestras vidas.
Sospecho que la acción que justifica dicha decisión, para ti, fue el instante en que decidiste hacerme sentir tomada y poseída...
"Porque sabes que una de mis mayores debilidades es sentirme devorada por ti,- presentir y sentir tus manos, boca, lengua y dientes por y en el conjunto de mi piel-, poder saciar mi sed con tu boca , hacerme sentir que eres el jinete que me doblega hasta llegar al cielo que mis gemidos anuncian para darme entera, y después caer en la arena, a los ojos del hombre que me hace doblar la cabeza."
Pues ¡ Sí !.
Pero... ¡ No del todo !
Sabemos que es fundamental que nos hagamos sentir esas pasiones. Fundamental, significativo y tal vez trascendental.
Pero para que esa magia y/o hechicería pueda llegar a acontecer es imprescindible un estado ó acontecimiento que lo pronostique. Algo que alimente ese estado previo que origina la predisposición.
Y yo recuerdo -a mi juicio- muy bien cual fue esa prestidigitación previa...
Fue una décima de segundo, un instante, un momento decisivo.
Fue la entonación de un simple "sí" a una pregunta - no surgió un vale, perfecto, como tu quieras, de acuerdo, bien-.
Un sencillo y crédulo "sí" que junto con tu mirada originó que aquella dramática escena que se producía en mi coche junto a la ría de San Martín aquella nublada tarde, transformó el cambio del camino que pretendía tomar.
Ahí vi el hombre sin sus corazas, ni sus prejuicios, odios y rencores, esos que estaban transformando un sueño e ilusión en pesadilla.
Posiblemente ni lo recuerdes, ¡no importa!, ¡son paranoias mías!.
Pero esa asombrosa y subterránea sensación al percibirte de otro formato y estructura diferente a la de los últimos tiempos...
¡Y ya ves!, un simple ´"sí", un mensaje en tu mirada... junto a tu impulso en devorarme de nuevo sobre aquel escenario majestuoso, han hecho que desee volver a colgarme en tu cuello que es donde mi corazón descansa , entregándote la llave de mi refugio donde crece el amor que solo tu avivarás con tu magia.
Y ya lo dijo Descartes la diversidad de nuestros juicios es que nos fijamos en diferentes cosas de una misma realidad.
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