1. Durante largo tiempo anduve considerando en mi interior muchos y diferentes asuntos, y tratando con empeño durante días de conocerme a mí mismo, qué debo hacer y qué he de evitar; de improviso me dijo una voz, no sé si mía o de otro, de fuera o de dentro (pues eso mismo es lo que principalmente quiero esclarecer); me dijo, pues, aquella voz :
Razón.– Veamos, pon que has hallado ya alguna verdad. ¿A quién la encomendarás para seguir adelante?
Agustín. –A la memoria.
R.– Pero ¿es lo bastante firme para retener bien tus pensamientos?
A.– Difícil me parece, o más bien, imposible.
R.– Luego es necesario escribir. Mas ¿qué te ocurre, que por tu salud te resistes al trabajo de escribir? Mira: estas cosas no se pueden dictar, pues requieren completa soledad.
A.– Verdad dices. Y por eso no sé qué hacer
R.– Pide fuerza y ayuda para lograrlo, y pon esa misma petición por escrito, para que escribiendo aumenten tus bríos. Después resume lo que vayas descubriendo en conclusiones breves. No te inquietes por lo que pida una masa de lectores; esto bastará para tus escasos conciudadanos. (San Agustín)

15 marzo 2010

VISIÓN



Con suerte se encontraba en el meridiano de su vida, con la fortuna de no sentirse resabida del vivir.
Mantenía la energía necesaría para seguir vagando, con tanto empuje, que al verse consciente de sus limitaciones con el paso del tiempo, habia sentido la inquietud  y preocupación de verse impedida para ver cumplidas todas sus ilusiones.

Y como una especie de aparición... se percató que puede ser tan funesto la falta de pretensiones como la desazón por no poder llegar a conseguir todos sus anhelos.

Definitivamente se enteró que no podía llevar semejante carga.



Ya no tendrá ansiedad.

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