"Lo único que necesitamos para ser "seres ilusionados" es la capacidad de asombro"
Todos los niños pequeños tienen esa capacidad. No faltaría mas. Tras unos cuantos meses, salen a una realidad totalmente nueva. Pero conforme van creciendo, esa capacidad de asombro parece ir disminuyendo. ¿A que se debe?.
Si un recién nacido pudiera hablar, seguramente diría algo de ese extraño mundo al que ha llegado. Porque, aunque el niño no sabe hablar, vemos como señala las cosas de su alrededor y como intenta agarrar con curiosidad las cosas de la habitación.
Cuando empieza a hablar, el niño se para y grita "guau, guau" cada vez que ve un perro. Vemos como da saltos en su cochecito, agitando los brazos y gritando "guau, guau, guau". Los que ya tenemos algunos años a lo mejor nos sentimos agobiados por entusiasmo del niño. "Si, si, es un guau, guau", decimos conocedores del mundo, "tienes que estarte quietecito en tu coche". No sentimos el mismo entusiasmo, hemos visto perros antes.
Quizás se repita este este episodio de gran entusiasmo unas doscientas veces, antes de que el niño pueda ver pasar un perro sin perder los estribos. O un elefante, o un hipopótamo. Pero antes de que el niño pueda hablar bien, y mucho antes de que aprenda a pensar, el mundo sera para el algo habitual.
¡ Una pena digo yo!
Lo que a mi me preocupa es que seamos de los que toman el mundo como algo asentado. Para comprobarlo vamos a hacer un par de experimentos.
Imaginate que un día estas de paseo por el bosque. De pronto descubres una pequeña nave espacial, de la nave espacial sale un pequeño marciano que se queda parado mirándote fijamente.
¿Que habrías pensado tu en un caso así? En realidad ahora no importa, pero...¿ se te ha ocurrido
pensar que tu misma eres un@ marcian@?.
Es cierto que no es muy probable que te vayas a topar con un ser de otro planeta. Ni siquiera sabemos si hay vida en otros planeta. Pero puede ocurrir que topes contigo mism@. Puede que de pronto un día te detengas y te veas de una manera completamente nueva, soy un ser extraño pensaras. Soy un animal misterioso.
En el momento que te paras a pensar, es como si despertaras de un largo sueño. ¿quien soy? te preguntaras. Sabes que gateas por un planeta en el universo. ¿Pero que es el universo?.
Si llegas a descubrirte a ti mism@ de ese modo, habrás descubierto algo igual de misterioso que aquel marciano.
Otro experimento.:
Una mañana, la madre, el padre y el pequeño Tomas, de dos o tres años, están sentados en la cocina desayunando. La madre se levanta de la mesa y va hacia la encimera, y entonces el padre empieza de repente, a flotar bajo el techo, mientras Tomas se queda mirando.
¿Que crees que dice Tomas?.
Tomas se sorprendería, naturalmente, pero se sorprende muy amenudo. Papa hace tantas cosas curiosas que un pequeño vuelo por encima de la mesa del desayuno no cambia mucho las cosas para Tomas. Su papa se afeita cada día con un extraña maquinilla, otras veces trepa hasta el tejado para girar la antenta de la tele, o mete la cabeza en el motor del coche y la saca negra.
Ahora le toca a mama. Ha oído lo que acaba de decir Tomas y se vuelve decididamente. ¿Como reaccionara ella?...
Se la cae instantáneamente el frasco de mermelada al suelo y grita de espanto.
¿Porque son tan distintas las reacciones de cada uno de ellos?
Tiene que ver con el habito (toma nota de esto). La madre ha aprendido que los seres humanos no saben volar. Tomas no lo ha aprendido, el sigue dudando de lo que se puede y no se puede hacer en este mundo.
¿Pero y el propio mundo? ¿Crees que este mundo puede flotar?. ¡ También este mundo esta volando libremente!.
Lo triste es que no solo nos habituamos a la ley de la gravedad conforme vamos haciéndonos mayores. La mismo tiempo, nos habituamos al mundo tal y como es.
Es como si durante el crecimiento perdiéramos la capacidad de dejarnos sorprender por el mundo. En ese caso, perdemos algo esencial, algo que los filósofos o artistas intentan volver a despertar en nosotros. Porque hay algo dentro de nosotros que nos dice que la vida en si es un gran enigma. Es algo que hemos sentido incluso mucho antes de aprender a pensarlo.
La mayoría nos aferramos tanto a lo cotidiano que el propio asombro por la vida queda relegado a un segundo plano. Para los niños el mundo es algo nuevo que provoca asombro.
En este punto los filósofos, pensadores, artistas, magos e incluso ingenieros o matemáticos constituyen un honrosa excepción.
De modo que podemos elegir, creer que somos perfectos conocedores del mundo o podemos jurar que jamas llegaremos a conocer.
Es como cuando contemplamos juegos de magia: no entendemos como puede haber ocurrido lo que hemos visto. Y entonces nos preguntamos justamente eso ¿como ha podido convertir el prestidigitador un par de pañuelos en un conejo vivo?.
Ojala nos preguntáramos y nos maravillaramos de lo cotidiano .
Deberíamos hacerlo casi constantemente... pensar y maravillarnos, aunque sea un calvario no llegar a conclusiones... como la escalera de Escher
Pd: He aprovechado la oportunidad para mostrar graficamente la obra de un artista, Maurits Cormelis Escher y de un músico Mike Oldfield
Pd 2 : Esta narración fue inspirada en un relato encontrado en un libro de filosofía.