1. Durante largo tiempo anduve considerando en mi interior muchos y diferentes asuntos, y tratando con empeño durante días de conocerme a mí mismo, qué debo hacer y qué he de evitar; de improviso me dijo una voz, no sé si mía o de otro, de fuera o de dentro (pues eso mismo es lo que principalmente quiero esclarecer); me dijo, pues, aquella voz :
Razón.– Veamos, pon que has hallado ya alguna verdad. ¿A quién la encomendarás para seguir adelante?
Agustín. –A la memoria.
R.– Pero ¿es lo bastante firme para retener bien tus pensamientos?
A.– Difícil me parece, o más bien, imposible.
R.– Luego es necesario escribir. Mas ¿qué te ocurre, que por tu salud te resistes al trabajo de escribir? Mira: estas cosas no se pueden dictar, pues requieren completa soledad.
A.– Verdad dices. Y por eso no sé qué hacer
R.– Pide fuerza y ayuda para lograrlo, y pon esa misma petición por escrito, para que escribiendo aumenten tus bríos. Después resume lo que vayas descubriendo en conclusiones breves. No te inquietes por lo que pida una masa de lectores; esto bastará para tus escasos conciudadanos. (San Agustín)

12 septiembre 2009

UN POCO MAS CERCA





"Pre-ocuparse por todo es una enfermedad crónica y degenerativa. Llámalo educación. Llámalo inseguridad. Llámalo complejo o perfeccionismo. Son muchas las causas que provocan que uno sea un ser pre-ocupado. Los pre-ocupados son generosos. Planifican, estudian, piensan. Se esfuerzan para que todo salga bien. Para él y para los que le rodean. Los pre-ocupados también son egoistas. No soportan que se hagan las cosas al estilo de los despre-ocupados. Seamos sinceros. En realidad, tampoco les gusta que se hagan las cosas al estilo de otro pre-ocupado. También son pesados. Corrigen, apostillan y recuerdan lo mucho que se pre-ocupan a los demás constantemente.

Los despre-ocupados se libran de muchas sorpresas desagradables y situaciones incómodas porque algún pre-ocupado cercano las ha previsto y solucionado antes de que surjan. Como no llegan a ocurrir, los despre-ocupados no suelen agradecerlo. A veces, hay S.D. y S.I. que sí afectan a los despre-ocupados. Llegando ese caso, éstos se ocupan ( sin pre- ni despre-) y las solucionan sin aparente esfuerzo. Los despre-ocupados nunca piden ayuda. Estas tres circustancias suelen irritar a los pre-ocupados. Les hace sentirse prescindibles.
Lógicamente, los pre-ocupados dedican una gran parte de su actividad cerebral a pre-ocuparse. Esa es la razón principal que argumentan los despre-ocupados para afirmar que son más felices. Yo no estoy tan seguro. Aún así, es un tema que me pre-ocupa."

Escrito por Guille Viglione. En su columna de todos los sábados en mi periódico local.

Esta vez ha tenido para los dos.

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