"Pre-ocuparse por todo es una enfermedad crónica y degenerativa. Llámalo educación. Llámalo inseguridad. Llámalo complejo o perfeccionismo. Son muchas las causas que provocan que uno sea un ser pre-ocupado. Los pre-ocupados son generosos. Planifican, estudian, piensan. Se esfuerzan para que todo salga bien. Para él y para los que le rodean. Los pre-ocupados también son egoistas. No soportan que se hagan las cosas al estilo de los despre-ocupados. Seamos sinceros. En realidad, tampoco les gusta que se hagan las cosas al estilo de otro pre-ocupado. También son pesados. Corrigen, apostillan y recuerdan lo mucho que se pre-ocupan a los demás constantemente.
Los despre-ocupados se libran de muchas sorpresas desagradables y situaciones incómodas porque algún pre-ocupado cercano las ha previsto y solucionado antes de que surjan. Como no llegan a ocurrir, los despre-ocupados no suelen agradecerlo. A veces, hay S.D. y S.I. que sí afectan a los despre-ocupados. Llegando ese caso, éstos se ocupan ( sin pre- ni despre-) y las solucionan sin aparente esfuerzo. Los despre-ocupados nunca piden ayuda. Estas tres circustancias suelen irritar a los pre-ocupados. Les hace sentirse prescindibles.
Lógicamente, los pre-ocupados dedican una gran parte de su actividad cerebral a pre-ocuparse. Esa es la razón principal que argumentan los despre-ocupados para afirmar que son más felices. Yo no estoy tan seguro. Aún así, es un tema que me pre-ocupa."
Escrito por Guille Viglione. En su columna de todos los sábados en mi periódico local.
Esta vez ha tenido para los dos.