1. Durante largo tiempo anduve considerando en mi interior muchos y diferentes asuntos, y tratando con empeño durante días de conocerme a mí mismo, qué debo hacer y qué he de evitar; de improviso me dijo una voz, no sé si mía o de otro, de fuera o de dentro (pues eso mismo es lo que principalmente quiero esclarecer); me dijo, pues, aquella voz :
Razón.– Veamos, pon que has hallado ya alguna verdad. ¿A quién la encomendarás para seguir adelante?
Agustín. –A la memoria.
R.– Pero ¿es lo bastante firme para retener bien tus pensamientos?
A.– Difícil me parece, o más bien, imposible.
R.– Luego es necesario escribir. Mas ¿qué te ocurre, que por tu salud te resistes al trabajo de escribir? Mira: estas cosas no se pueden dictar, pues requieren completa soledad.
A.– Verdad dices. Y por eso no sé qué hacer
R.– Pide fuerza y ayuda para lograrlo, y pon esa misma petición por escrito, para que escribiendo aumenten tus bríos. Después resume lo que vayas descubriendo en conclusiones breves. No te inquietes por lo que pida una masa de lectores; esto bastará para tus escasos conciudadanos. (San Agustín)

16 septiembre 2009

CREMA PARA LA PIEL, UN CALZADO ADECUADO, ILUSIÓN Y SABOREAR LAS DEVOCIONES...

Analizando estas últimas 48 horas recordé este viejo video y que coloco aquí hoy para no perderlo.
Y es que se puede pasar de sentirlo todo de un color oscuro a otro totalmente claro en horas.
Y es que hay días en que los éstrogenos (en mi caso) pueden con la metafísica de las neuronas.

Con esta frase comenzaba en 1997 Mary Theresa Schmich
un «poema-discurso» llamado Wear Sunscreen (Usa protector solar) en una columna del Chicago Tribune. Más tarde, en 1999, una agencia publicitaria brasileña realizaba un vídeo basado en este discurso.
El video original... este

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