1. Durante largo tiempo anduve considerando en mi interior muchos y diferentes asuntos, y tratando con empeño durante días de conocerme a mí mismo, qué debo hacer y qué he de evitar; de improviso me dijo una voz, no sé si mía o de otro, de fuera o de dentro (pues eso mismo es lo que principalmente quiero esclarecer); me dijo, pues, aquella voz :
Razón.– Veamos, pon que has hallado ya alguna verdad. ¿A quién la encomendarás para seguir adelante?
Agustín. –A la memoria.
R.– Pero ¿es lo bastante firme para retener bien tus pensamientos?
A.– Difícil me parece, o más bien, imposible.
R.– Luego es necesario escribir. Mas ¿qué te ocurre, que por tu salud te resistes al trabajo de escribir? Mira: estas cosas no se pueden dictar, pues requieren completa soledad.
A.– Verdad dices. Y por eso no sé qué hacer
R.– Pide fuerza y ayuda para lograrlo, y pon esa misma petición por escrito, para que escribiendo aumenten tus bríos. Después resume lo que vayas descubriendo en conclusiones breves. No te inquietes por lo que pida una masa de lectores; esto bastará para tus escasos conciudadanos. (San Agustín)

11 agosto 2010

CON OJOS DE POETA





"La costumbre disminuye la admiración, y una mediana novedad suele vencer a la mayor eminencia envejecida."
(Baltasar Gracián)

"La novedad atrae la atención y aún el respeto, pero la costumbre lo hace desaparecer pronto, apenas nos dignaríamos a mirar el arco iris si este permaneciese por mucho tiempo en el horizonte."
(Berthold Auerbach)










Todos los hábitos cotidianos que nos resultan agradables con el paso del tiempo se convierten en monótonos y faltos de importancia.
Todas las pertenencias que en su día nos resultaron lo suficientemente valiosas como para pretenderlas una vez obtenidas y disfrutadas por un período, empalagan o cansan.


A lo bueno se acostumbra uno pronto. A lo malo, nunca.


 ¡ Pretendo, ambiciono, aspiro a... no llegar a la rutina nunca !. Y no por cambiar constantemente de modos, formas o maneras, nó (esto es una cuestión diferente) . Sino en el goce, apreciación y percepción de mi patrimonio tangible e intangible.
Está en mí seguir admirando, apreciando, valorando las verdaderas maravillas que se presenten, por cotidianas que sean.







¡Y tú !, ¡ Amante mío! :
Te anhelo, admiro, exalto,  idolatro y mitifico...
Porque quiero seguir sintiendo y apreciando... tu ser, aquello que me provocas, y lo que compartimos; sin acostumbrarme... hasta morir.
 Porque es la más deseable forma de vivir.







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